El escabroso camino del basquetbol infantil en México

DB

Está comprobado que la práctica deportiva contribuye al desarrollo físico, psicomotor, emocional, afectivo, mental y social de los niños, lo que hace que la actividad deportiva sea para ellos más saludable en muchos sentidos.

Sin embargo, en una sociedad como la nuestra, no siempre se desarrolla de la forma más correcta posible y tales beneficios pueden verse afectados, e incluso se tornan en efectos contraproducentes hacia el niño.

Los motivos pueden ser muchos, pero imperan en muchas ocasiones la falta de recursos,  seguridad social, entre otros. Pero entrando al terreno meramente deportivo y organizacional, nuestro basquetbol carece de una formación, actitud o motivación por parte de todas aquellas personas que rodean al niño durante el desarrollo de su carrera deportiva, fundamentalmente directivos, padres y entrenadores.

Con una dirección del basquetbol acéfala (problema lamentablemente ya muy común y conocido en México) los programas de desarrollo se aplican mal, carecen de recursos y sin estrategias, sin control ni seguimiento, o lo que es peor, no existen. Las asociaciones mexicanas de basquetbol, oficiales o no, hacen lo que pueden por mantener en pie el “desarrollo” de los niños basquetbolistas, tarea que cada vez es más recurrente para efectos políticos.

Pero en todos los deportes siempre hay excepciones. Las historias de éxito son muy escasas en nuestro basquetbol, y son más bien son casos aislados que no necesariamente están sustentados en un trabajo interdisciplinario y tampoco son consecuencia de un programa de desarrollo deportivo, con todo lo que eso implica.

Uno de las excepciones más recientes fue el trabajo que realizó la Selección Mexicana de basquetbol en el proceso dirigido por el entrenador Sergio Valdeolmillos. No fue un proceso basado en un programa de desarrollo que significa detectar talentos infantiles y llevarlos a un  crecimiento no solo deportivo, sino integral. No, nada de eso pasó desafortunadamente.  Solo fue una muestra de unión y compromiso de un equipo de profesionales para conseguir uno o varios objetivos.

Todos sabemos lo que pasó con ese proceso y las consecuencias en las pésimas decisiones directivas, que no son de hoy, sino de muchos años atrás. Pero volviendo a las bases, otro de los casos recientes (seguramente habrá más en México) tiene que ver con el equipo de la Escuela Primaria Dr. Dionisio García Fuentes, una escuela pública federal de Saltillo, Coahuila.

El equipo conocido como los “Delfines”, está integrado por niños de 11 años que gracias a su desempeño y perseverancia lograron su pase a los Juegos Nacionales Escolares de Educación Básica 2015 el próximo mes de junio en Guadalajara, Jalisco.

Por primera vez, desde que los Juegos Escolares hicieran su aparición Coahuila, una escuela pública representará al Estado en el Campeonato Nacional. El equipo es dirigido por el profesor Ismael Soriano, quien ha trabajado año y medio con estos niños, la mayoría de escasos recursos. El equipo tuvo que salir victorioso sobre los colegios particulares en la etapa de Zona para posteriormente acreditarse como campeones en la etapa interzona, después en la regional, y finalmente hicieron su aparición en la etapa estatal realizada en Torreón, donde consiguieron su pase a la etapa nacional.

Como regularmente pasa, el equipo no contaba con los recursos necesarios para su participación en el nacional, salvo el apoyo para transporte y hospedaje. El gobierno municipal no respondió a las peticiones de apoyo y las Secretarías del Estado (Educación y deporte) con la obligación de que el equipo llegue hasta el nacional, solo entregaron uniformes de manera simbólica.

Como en muchos casos similares, el entrenador y los papás son los únicos que buscan la manera de solventar los gastos para no quitarles la ilusión a los niños que solo piensan en jugar y divertirse a través del basquetbol.  Ellos tienen la oportunidad que muchos deportistas y entrenadores quisieran.

El llamado “minibasquet” es tan solo el primer paso en un proceso que se debe hacer bien y a largo plazo. No es organizar solo eventos, ni que los “dirigentes” (esos mismos que han vetado a entrenadores o castigado a los niños por no pertenecer a su asociación) se saquen la foto con los políticos para que sus seguidores en la redes sociales vean que si trabajan.

Con el basquetbol nacional tan manoseado y corrupto, pedir que hagan las cosas bien es demasiado. Hoy solo podemos reconocer los esfuerzos aislados, porque es un hecho que si existen entrenadores que trabajan y papás dispuestos a impulsar a sus niños en el deporte, pero que muchas veces sus historias no las conocemos.

No es fácil componer y mucho menos comenzar proyectos si sustentos ni apoyos, pero cuando nuestros directivos dejen de ser anacrónicos y ambiciosos de poder, ese día nuestro basquetbol mexicano cambiará para bien.

 

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