El panorama del baloncesto profesional femenino se enfrenta a un cambio de paradigma con la inminente llegada del Project B, una liga emergente (startup) que promete alterar el ecosistema financiero del deporte mediante inyecciones de capital sin precedentes y un modelo de negocio globalizado. Programada para iniciar operaciones en noviembre de 2026, la liga busca captar una cuota del mercado internacional que, según sus fundadores, ha sido desatendida por las ligas tradicionales norteamericanas.
Una propuesta de valor basada en capital y equidad
El principal diferenciador del Project B es su agresiva estructura de compensación. En un mercado donde el salario promedio de la WNBA ronda los 102,249 dólares y la liga Unrivaled ofrece cerca de 220,000 dólares, Project B se posiciona con una oferta financiera disruptiva. Reportes indican que los contratos para la rama femenina podrían alcanzar cifras de siete dígitos, con un punto de partida de 2 millones de dólares anuales, aunque la directora de baloncesto, Alana Beard, no confirmó cifras específicas.
Además del salario base, el modelo de negocio incluye un componente de participación accionaria para las jugadoras, permitiéndoles ser socias del crecimiento financiero de la liga, una estrategia similar a la utilizada por Unrivaled.
Estrategia de Mercado: El consumidor global y la Generación Z
Project B fue fundado por el exejecutivo de Facebook, Grady Burnett, y el cofundador de Skype, Geoff Prentice, bajo la tesis de que existe una ineficiencia en el mercado actual: la NBA y la WNBA solo alcanzan entre el 10% y el 11% de los 3 mil millones de aficionados al baloncesto en el mundo.
Para capitalizar este «mercado sin explotar» fuera de Norteamérica, la liga ha diseñado un formato itinerante y deslocalizado:
- Desvinculación geográfica: Los seis equipos no estarán atados a ciudades específicas, rompiendo con el modelo tradicional de franquicias locales.
- Formato de Gira: Se planean siete torneos de dos semanas en sedes rotativas por Europa, Asia y Latinoamérica.
- Enfoque en el «Star Power»: La estrategia de marketing se centra en la marca individual de las atletas por encima de los equipos, apelando a los hábitos de consumo de la Generación Z, quienes priorizan los highlights y a las figuras individuales.
Inversionistas
La estructura de capital del Project B cuenta con el respaldo de figuras de alto perfil y capital de riesgo. Entre los inversores se encuentran la ex MVP de la WNBA Candace Parker, el tenista Novak Djokovic, el ex mariscal de campo Steve Young y firmas como Mangrove Capital y Quiet Capital.
Talento confirmado y el desafío al ecosistema de patrocinios
La liga ya ha asegurado activos clave en términos de talento humano. Estrellas de la WNBA como Jewel Loyd, Jonquel Jones, Nneka Ogwumike y Alyssa Thomas se han comprometido con el proyecto. Loyd calificó la iniciativa como «una inversión en lo que es posible» para el deporte.
Sin embargo, el modelo presenta desafíos comerciales para las atletas. Sue Bird, miembro del Salón de la Fama, advierte que el ecosistema de patrocinios actual (como los contratos de calzado) depende en gran medida de la visibilidad en el mercado estadounidense a través de la WNBA. El éxito de Project B dependerá de si su alcance global puede ofrecer un retorno de inversión (ROI) comparable para las marcas patrocinadoras fuera de Estados Unidos.
Con información de NY Times y Bloomberg.
