Duncan Robinson: La Lucha de una Familia y su Misión de Transformar el Dolor

Duncan Robinson, ex triplero histórico del Miami Heat y hoy jugador de los Detroit Pistons, creció idolatrando a Eli, su hermano mayor. Eran hermanos con solo tres años y medio de diferencia que compartían todo: desde gustos culinarios peculiares (como fideos con kétchup) hasta una pasión compartida por el baloncesto y la naturaleza. Eli, según su hermana Marta, era el «mayor fan» de Duncan.

Sin embargo, detrás de esta hermandad, Eli libraba batallas inmensas. Desde la secundaria, luchó contra la adicción, aunque en 2021 alcanzó la sobriedad, un logro que celebraba con orgullo. Pero un enemigo más silencioso y cruel apareció: la esquizofrenia, diagnosticada ese mismo año.

La enfermedad transformó a Eli. Las alucinaciones auditivas lo sumieron en una paranoia constante, convencido de que su familia estaba en peligro. El artículo pinta un cuadro desgarrador de la vida familiar: Eli llamando a Duncan docenas de veces antes y después de los partidos, no para hablar de baloncesto, sino para asegurarse de que estaba a salvo.

Para Duncan, fue un desafío brutal. Vivía una «extraña yuxtaposición»: por un lado, alcanzaba el sueño de ambos jugando en la NBA; por otro, visitaba a su hermano en centros de tratamiento, sintiéndolo «tan cerca» pero a la vez «tan lejos».

La familia Robinson, a pesar de contar con recursos y conocimientos (la madre, Elisabeth, es enfermera, y la hermana, Marta, es terapeuta de salud mental), se sintió perdida en un sistema de salud «desarticulado».

Probaron todo: docenas de medicamentos, 16 hospitalizaciones psiquiátricas y 30 rondas de terapia electroconvulsiva. Cada destello de esperanza, como cuando Eli despertó de un coma tras un intento de suicidio previo y prometió no volver a hacerlo, era seguido por la dolorosa realidad del regreso de las «voces».

Trágicamente, el 30 de abril, Eli, de 34 años, murió por suicidio, saltando del puente del río Piscataqua, un puente de arco que cruza el río Piscataqua y conecta Portsmouth, New Hampshire con Kittery, Maine.

Ante la devastadora pérdida, la familia ha elegido «transformar este dolor en progreso». Han lanzado la Fundación de la Familia Robinson. Su misión es usar su dolorosa experiencia y sus recursos para ayudar a otras familias a navegar las «lagunas» del sistema de salud mental y abogar por medidas de prevención, como barreras en los puentes.

Duncan, que antes guardaba silencio por proteger a Eli, ahora habla públicamente, siguiendo el ejemplo de su hermano, quien era abierto sobre sus luchas. Sigue imitando a su hermano mayor, tal como lo hacía de niño. Hoy, Duncan lleva todos los días el collar de sobriedad que Eli usaba con tanto orgullo.

Con información de NBC.

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