Alguna vez hermanos: La historia de Vlade Divac y Dražen Petrović

DB

En 1991 las diferencias políticas en Yugoslavia se recrudecían cada día. La tregua entre serbios y croatas se fue violando sistemáticamente por ambos bandos, y para 1992, la Comunidad Europea reconoció la independencia de Croacia y Eslovenia.

No obstante, el presidente serbio Slobodan Milosevic seguía con la idea de crear una nueva Yugoslavia que no incluyera a Croacia ni Eslovenia.  Los serbios de Bosnia boicotearon el intento de independencia de ese Estado y los milicianos serbios, apoyados por el ejército federal yugoslavo, atacaron Sarajevo, la capital de Bosnia.

La guerra se extendió por todo el país. Serbios, croatas y musulmanes se enfrentaron en una guerra que cobró la vida de 200,000 personas.

Pero antes de esta guerra sangrienta en los Balcanes solo se hablaba de baloncesto. El pueblo yugoslavo vio nacer a una generación de jugadores impresionantes: Dražen Petrović, Vlade Divac, Tony Kukoc, Dino Radja, Zarko Paspalj, Zoran Savic, Velimir Perasovic, Zelko Obradovic, Zoran Kutura, Stojan Brankovic, Pedrag Danilovic y Alexsander Djorjevic. Pero Drazen Petrovic, de origen croata, y el serbio Vlade Divac son los protagonistas de una historia de amistad y compañerismo que el destino cambió de manera repentina.

La historia comenzó en 1990 cuando se ponía en marcha el Campeonato Mundial de Argentina. En semifinales, Yugoslavia eliminaría a Estados Unidos por 99-91; en la otra semifinal, la Unión Soviética hacia lo propio venciendo a Puerto Rico por 98-82. En la final, Yugoslavia barrió a la antigua URSS por 92-75.

En ese Mundial de FIBA, Tony Kukoc fue el MVP del torneo, y junto con Divac y Petrović, son nombrados al quinteto ideal del torneo. Al acabar el partido de la final, un aficionado saltó a la duela con una bandera croata, lo que provocó en Divac un enfado que le hace arrebatarle la bandera  y generar una discusión entre ambos. Petrović tomó ese gesto como un acto en contra de su patria, dado los problemas políticos entre ambas regiones;  a partir de ahí,  la relación entre Divac y Petrović se desboronó.

Más tarde, Divac y Petrović incursionaron en la NBA. A pesar de que en ocasiones se encontraban en la duela con sus respectivos equipos, ya nada era como antes. Petrović tenía una animadversión hacia Divac, lo que convirtió la relación en una situación difícil, y que a pesar de la intervención de  la liga, jamás se pudo conciliar.

Para ese entonces, Divac jugaba con los Angeles Lakers. Petrović, quien llegó a la NBA en 1989, pasó de Portland a los Nets de New Jersey en 1991. Divac trató de enmendar el camino y buscaba volver a la vieja amistad de aquellos años en Yugoslavia, cuando ambos jugadores eran los mejores amigos dentro y fuera de la duela.

Divac tenía la esperanza de que algún día se sentaran a charlar y aclarar el asunto, pero ese día nunca llegó, su mejor amigo ya no estaría para escucharlo, pues en 1993, Dražen Petrović fallecía en un accidente automovilístico en Alemania a los 28 años, justo en la cima de su carrera.

En el 2005 Divac anunció su retiro, poniendo fin a una carrera de 16 años en la NBA donde promedió un total de 11.8 puntos, 8.2 rebotes y 3.1 asistencias por encuentro. Grandes números para un pívot extranjero.

Por su parte, Dražen Petrović es considerado un héroe para los serbios, y para muchos otros más, es considerado el mejor jugador europeo de toda la historia.

Los detalles de todo esto, la podemos ver ahora en video, gracias a la serie de documentales denominados “30for30” que ESPN realizó en conmemoración de sus treinta años al aire. “Once Brothers” es una historia relatada por Vlade Divac. En esta serie, veremos a Divac regresando 20 años después a Zagreb, la capital de Croacia, para visitar a la familia de Dražen, hacer una reverencia y buscar la paz en el mausoleo del que alguna vez fuera su mejor amigo, alguna vez hermano.


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