Carlos ‘Aguja’ Quintanar Rohana

DB

Pasajes históricos de uno de los mejores basquetbolistas mexicanos de todos los tiempos

LA FOTOGRAFÍA DE LOS OLÍMPICOS DEL 68

La gratitud se queda firmemente grabada en el corazón de las personas que han nacido nobles, pienso, mientras leo la dedicatoria escrita por Alejandro Guzmán, al reverso de la fotografía de los Juegos Olímpicos de México 1968. El 11 de marzo del 2011 se rindió un merecido homenaje a la memoria del basquetbolista Carlos ‘Aguja’ Quintanar, apenas fallecido el 14 de octubre de 2010; el acto tuvo lugar en la ciudad de Ojinaga, ocasión que se aprovechó  también para reinaugurar el gimnasio de esa población.

Pedro Quintanar, hermano del jugador, se encargó de recibir una placa donde se señala que el gobierno del Estado por conducto del Instituto Chihuahuense del Deportes y Cultura Física, Luis Alfonso Rivera Campos, reconoce la trayectoria del magnífico basquetbolista.

Y allí en tan solemne circunstancia, se acercaron al emocionado Pedro, los olímpicos Fernando Tiscareño y Óscar Asiain, compañeros de Carlos en tantas jornadas inolvidables de baloncesto, a firmar por el reverso la fotografía, agregándoles algún mensaje; la fotografía trae a los integrantes de la selección de México, en aquellos juegos celebrados en nuestro país y uno de los miembros del equipo es Alejandro Guzmán, quien nunca ha olvidado que precisamente a la Aguja le debe de alguna manera haber llegado  a ser un jugador de talla olímpica, ya que cuando empezaba su carrera deportiva, el tres veces olímpico le dijo: “eres muy bueno, síguele, vas a llegar”. Las Palabras de la dedicatoria, son: “por tus venas corre sangre de uno de los hombres que más he querido y admirado en mi vida. Con Afecto: Alejandro Guzmán. El resto de las dedicatorias y firmas de los integrantes del equipo, fue estampado en dicha fotografía, en la triste ocasión del funeral de la ‘Aguja’, en Poza Rica.

MEJOR NO JUEGUES BASQUETBOL

También la ‘Aguja’ había recibido el “empujón” del destino, como Alejandro, al haber sido entrenado por otro grande de las canchas, el “Pistolas” Meneses, quien fue el que animó al muchacho, al insistirle que se si metía de lleno a jugar habría de llegar muy lejos. El mismo “Pistolas” cuenta que Quintanar- el tres veces olímpico- fue uno de sus alumnos destacados, en su trayectoria como entrenador. Se acuerda el contador público, Pedro Quintanar hermano de Carlos, que una vez en un campeonato estatal infantil, efectuado en Hidalgo del Parral, el juego entre Chihuahua y los locales estaba empatado, ya para dar el silbatazo final, y que fue al área de tiro libro su hermano; la presión de los aficionados parralenses por hacer ganar a su equipo era tal, que parecía que se iba a caer el gimnasio por los gritos, los pataleos en las gradas y los chiflidos. Sin embargo esa vez el chamaco, quien cursaba el quinto año, demostró un alto grado de concentración y dominio de sí mismo, y en forma por demás tranquila logró el enceste, con lo que hizo ganar a los suyos por la mínima diferencia. Mucho se ha hablado del amor al deporte, y de lo que es practicar éste, entraña para quien se dedica en cuerpo y alma a practicarlo.

El mismo Pedro, volviendo a los primeros pasos de su hermano  en el deporte ráfaga, relata que “El Pistolas” le dijo una mañana a él, que tratara de convencer a su alumno de que mejor no jugara basquetbol porque esto no le iba a dar más que carencias económicas. A pesar de saber el entrenador, que había un gran futuro en la duela para su pupilo, por el afecto que indudablemente sentía por él, prefería aconsejarle que se dedicara mejor a otra cosas. Lo mismo que el “Pistolas”, pensaba don Magdaleno, su padre, quien francamente estaba muy preocupado por el interés manifiesto del hijo hacia el baloncesto. Y en efecto, la entrega tan completa de la “Aguja” al basquetbol, hizo que no gozara de una “regular” situación económica; pasaba estrecheces en ese sentido- se acuerda Pedro-, que tiene que haberle hecho sufrir y esto fue en diversas épocas de su vida.

carlos-quintanarEL NOVATO DEL AÑO

La vida deportiva de “La Aguja” estuvo llena de éxitos. Empezó a destacar en tercera fuerza, de la Liga Municipal, con el equipo del Instituto Regional donde estudiaba, y donde era alumno de José Salvador “Pistolas” Meneses, quien en 1954, dirige el equipo de la escuela, pero ya en segunda fuerza; en 1956, el infatigable muchacho juega con el Instituto Científico y Literario conjunto que se lleva el campeonato estatal de segunda fuerza, en Parral. El mismo año va al nacional en el mismo nivel y Chihuahua gana el campeonato, con la dirección de Pedro Barba. En 1957, ya lo encontramos en primera fuerza, en el equipo Ganaderos, el que va a Cd. Juárez al estatal y obtiene el campeonato, mientras Quintanar es nombrado el “Novato del Año”. Alinea con Chihuahua en el nacional de Mexicali y resulta también el “Novato del Año”.

“LA AGUJA” EN CENTROAMERICANOS Y PANAMERICANOS

En tan poco tiempo, el joven Quintanar, ha escalado grandes alturas; al año siguiente es incluido en la selección que dirige Agustín García y asiste al Campeonato Mundial en Santiago de Chile. En el mismo año asiste a los Juegos Centroamericanos en Puerto Rico, y a los siguientes Centroamericanos de 1962, en Kingston, Jamaica; en 1966, en Puerto Rico; y en 1970 en Panamá.

En los juegos de Puerto Rico, México obtuvo el primer lugar al vencer en la final a la quinteta de Puerto Rico. Iba entonces, un señor equipo a esa justa de tanta talla internacional; el grupo lo conformaba la “Aguja”, el “Abuelo” Peña, Manuel Raga, el “Caballo” Heredia y Ricardo Pontvianne.

También Carlos cuenta en su currículum, con la asistencia a torneos muy relevantes, como Juegos Panamericanos y en campeonatos mundiales. De los primeros, fue a Chicago, en 1959; a Sao Paolo, Brasil, en 1963; a Winnipeg, Canadá, en 1967, y a Cali, Colombia, en 1971. Los mundiales fueron en 1958 y 1959, en Santiago de Chile, en 1962, en Rio de Janeiro, Brasil; y en 1966, en Montevideo, Uruguay y Córdoba, Argentina.

En los Panamericanos de Winnipeg, México se quedó con la plata, y en la final, que perdió contra Estado Unidos, jugó un gran partido. En el equipo estadounidense estaban estrellas como Wes Unseld y Jo-Jo White, quienes después también brillaron en la NBA. Los nuestros habían vencido a Brasil Cuba, Argentina y Canadá; en la siguiente ronda, a Puerto Rico, argentina, Cuba y Panamá. Eran tiempos grandiosos para el baloncesto mexicano.

OLÍMPICO TRES VECES

En Roma 1960 acudió a los Juegos Olímpicos, en compañía de otros nueve chihuahuenses, ocasión en que nuestro seleccionado hizo un papel muy decoroso, siendo dirigido por Tom Chávez, un experimentado entrenador norteamericano. Recuerda Pedro, que su hermano llegó muy contento de su viaje a Italia, ampliamente satisfecho con su actuación. Ya para regresarse a México, compró  un juego de té para su madre.

Pasados muchos años, para ser exactos, 51 años de la realización de esos juegos, aconteció que fue a la ciudad de Chihuahua Arturo “Mano Santa” Guerrero en su calidad de entrenador de la Universidad de León, Guanajuato, que participó en el Torneo de los Mejores ( equipos estudiantiles de México; allí saludó en el gimnasio Manuel Bernardo Aguirre a Pedro Quintanar, hermano de la “Aguja” Quintanar, y entre plática y plática, la que después prosiguió en un restaurante, recordaron al ya desaparecido Carlos.

Y entonces contó el Mano Santa, que al finalizar el juego en que los estadounidenses ganaron la medalla de oro, ahí en Roma, la pelota salió de la cancha y cayó en las manos de la “Aguja”, quien abandonó del gimnasio con ella; posiblemente dicha pelota esté en Poza Rica, ninguno de los dos amigos parlantes dijo saber nada de su destino.

En Tokio 1964, otra vez está Quintanar con México. Primero hay juegos Preolímpicos en Yokohama, Japón, en los que nuestro país obtiene el primer lugar; pasan invictos a los Juegos Olímpicos. En un periódico del Distrito Federal, de aquellos días, aparece una caricatura de la Aguja, en la que está  con una guitarra eléctrica en la mano; el basquetbolista la había comprado en Tokio, para entretenerse en sus ratos libres, y es que el muchacho era muy aficionado a este instrumento musical desde hacía muchos años. Dice Pedro Quintanar, que en reuniones con los amigos o con la familia, el basquetbolista tenía la costumbre al calor del ambiente, de ponerse a pulsar su guitarra. El pie de la caricatura dice: “todavía no desentono”. En El Esto, el gran diario deportivo de tiraje nacional, viene una foto del Preolímpico de Yokohama, en donde está Quintanar, con el siguiente texto debajo de la imagen: “La Aguja Quintanar, la sensación de Yokohama”.

En las Olimpiadas del 68, la capital mexicana fue testigo de grandes partidos que jugó nuestra selección. Se logró un quinto lugar, el que supo a “oro”, dada la gran calidad de equipos participantes. El cuadro fuerte lo integraban, Manuel Raga (No. 15), Arturo Guerrero (No. 5), Antonio Ayala (No. 8), Ricardo Pontvianne (No. 10) y Carlos Quintanar (No.12). El resto del equipo lo integraban Luis Enrique “Chiquis” Grajeda, Rafael “Caballo” Heredia, Óscar Asiain, Alejandro “Cochito” Guzmán, Fernando “Tisca” Tiscareño González, Miguel “Avión” Arellano y John Alexander Hatch. El entrenador fue Lester Lane, quien formó parte del equipo de basquetbol olímpico de Estados Unidos, medalla de oro en las Olimpiadas de Roma 1960.

QUINTANAR: UN GUERRERO QUE NO SE CAE

Como coach asistente en los juegos, Gustavo Saggiante, en una ocasión comentó: “La Aguja” era un extraordinario elemento, era un muchacho todo entrega, que se batía siempre hasta el límite”, haciendo un recuento del mismo Saggiante, de uno de los partidos disputados en el Mundial de Chile, en 1966; dice que sintió que Carlos estuvo a punto de desmayarse, por el gran esfuerzo hecho, y que entonces entró a la cancha y dijo: “¿Qué le pasa Quintanar? El ‘estrella’ solo tomó agua y volvió a la brega; jamás lo vi bajar los brazos, jamás”.

INVITADO A LEVANTAR EL NIVEL EN SONORA

Después de los Juegos Olímpicos de México 68, se retira o casi se retira de las duelas, pero todavía se le ve en Sonora, en 1971, en un campeonato municipal en Hermosillo, en el equipo también estaba José Luis Zorrero y Paco Mendívil. Los tres destacados basquetbolistas fueron invitados por un patronato pro-basquetbol, formado por empresarios locales con el objetivo de levantar el nivel de este deporte en el estado norteño.

Luego con Quintanar, en el papel de jugador-entrenador, el equipo participa en el campeonato estatal  efectuado en Nogales, y se queda como segundo lugar; los tres asisten al nacional de 1972, con el equipo de Sonora. Su carrera como jugador activo había durado 15 años, lapso en el que fue de los Dorados de Chihuahua, de la Ola Verde de Veracruz y de la Comisión Federal de Electricidad del Distrito Federal.

Y siempre, con el equipo que fuera, demostró su gran calidad de juego y su carisma en la cancha. Muchos lo recuerdan, como el muchacho sencillo, respetuoso con sus compañeros.

Un ejemplo para las generaciones de deportistas en México. Su ingreso al Salón de la Fama fue en 1989.

 

Mario Alberto González Rojas. ‘Olímpicos Chihuahuenses’, 2012.

 

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