Factores y circunstancias que crearon el “Efecto Jordan”

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Un fenómeno de alcance mundial. Por: Juan Antonio Razo

 La historia de Michael Jordan, es la de un hombre que simboliza el éxito y que ha influido en millones de personas, no sólo en los aficionados al deporte y en particular al basquetbol, sino en cualquier individuo hombre o mujer, adulto o joven, europeo o latino, pues su fama rebasó todas las fronteras imaginables, causando un “efecto mágico  de alcance mundial”.

 Aunque muchos argumentan que Michael Jordan ha sido (y es) un tipo con suerte o que la fortuna le ayudó, habrá que recordarles a esas personas que al esfuerzo diario y constante no se le puede llamar buena suerte.

Claro que Michael Jordan, el superastro del deporte, nació con “buena estrella, con muchos dones y virtudes congénitas, pero, sin duda, él hizo que las circunstancias actuaran a su favor, desarrollando habilidades únicas y aprovechando las oportunidades, para así poder gobernar su propio destino. Baste mencionar que Michael estudiaba las grabaciones en video, tanto de él como de los Chicago Bulls y los equipos rivales para aprovechar hasta el mínimo detalle que pudiera darle una ventaja. Además, en vez de descansar entre cada torneo, entrenaba fuerte, se mantenía en forma y se metía al gimnasio para aumentar su fortaleza y resistencia. Muy pocos jugadores hacen esto. Así, Michael pudo controlar su destino a base de ejercitarse en “los secretos del éxito”:

Acciones fáciles de observar, difíciles de realizar y casi imposibles de perseverar;

Si analizamos el “fenómeno Jordan”, sus causas y efectos, encontramos las siguientes explicaciones:

Dones, talento y habilidades.  Hay tres hechos que no admiten discusión: uno es que Michael Jordan nació superdotado, con dones, cualidades y virtudes físico-atléticas congénitas poco comunes; otro es que  posee un talento a toda prueba; un tercero es que Michael Jordan ha desarrollado un conjunto de destrezas y habilidades, que unidas con los dones y el talento mencionados lo convirtieron en un ser humano, atleta, deportista y basquetbolista único.

Actitud. Un factor que resultó igual o más importante que sus dotes atléticas y su talento, ha sido su actitud. Su mente triunfadora y su código de conducta hicieron que su imagen deportiva se consolidara. Los actos de Michael estuvieron siempre inmersos en un gran profesionalismo, pero guiados por una serie de principios y valores a manera de credo personal. Con su actitud e inteligencia Michael Jordan pronto comprendió todo lo que él era capaz de lograr si se lo proponía… y lo hizo.

Carisma. Pero lo que resultó una circunstancia clave en el ascenso de Michael a la fama y que le permitió conseguir esa popularidad que nadie, antes y después, ha conseguido, ha sido el de su carisma. Su natural simpatía, su personalidad arrolladora, su don de gentes, su calidad humana, así como su capacidad de liderazgo se fueron fortaleciendo con su propia evolución deportiva.

Mercadotecnia. Por si no fuera suficiente lo anterior, se presentaron otros factores de influencia como el gran manejo de la publicidad y mercadotecnia que giraron en torno a su imagen. La tecnología al servicio del hombre, como feliz coincidencia, que hizo posible la modernización de las telecomunicaciones y el despegue del internet, permitieron que los partidos y la imagen de Michael se pudiese difundir con facilidad en todo el mundo. El éxito en sus propios negocios fue otro elemento más a su favor.

Su estatura. Esta circunstancia pocos la han valorado en su real significado, pues lo que parecía ser una desventaja, dado que su estatura es menor a los dos metros, desde mi punto de vista resultó la clave de su éxito. Analicémoslo así: si un jugador mide menos que Michael, su estatura se vuelve una limitante para poder defender, bloquear o atacar la canasta, quedando reducida su efectividad a su propia agilidad y destinado a ser guardia en la formación del equipo. Por otro lado, si un jugador mide más que Michael, su efectividad, ya sea como delantero o como pivote, lo vuelve un elemento importante, pero su propia estatura lo hace lento. De modo que la estatura ideal resulta ser la de 1.98 metros (6’ 6”), que es la de Michael, cambiando así, todo un paradigma existente en la Liga.

El draft de 1984. Una pregunta que todos nos hacemos es: ¿Qué hubiera sucedido si Michael hubiera sido seleccionado por los Portland Trail Blazers o los Houston Rockets? Recordemos que estos dos equipos tenían las dos primeras opciones antes que los Chicago Bulls, en el draft de jugadores universitarios en Junio de 1984, pero desdeñaron a Michael Jordan, seleccionando a Sam Bowie, un jugador  que pasó por la Liga inadvertido, y a Hakeem Olajuwon, que aunque sí llegó a ser una estrella, se quedó a mucha distancia de Michael. Si MJ no hubiera sido seleccionado y contratado por los Chicago Bulls, esta circunstancia hubiera cambiado el curso de la historia. Pero lo único cierto es que Michael Jordan llegó al equipo adecuado en el momento adecuado. Lo demás son meras conjeturas.

Scottie Pippen. Algo importante y sin embargo no siempre valorado en su real dimensión fue la llegada de Scottie Pippen a los Chicago Bulls y, principalmente, que haya entendido y aceptado su papel de trabajar en apoyo de Michael. Fue tal la sincronía entre ambos que ha sido considerada la mejor pareja de la Liga. Pippen siempre recibiría la amistad y el reconocimiento de Michael Jordan a pesar de que los reflectores siempre iban dirigidos a él.

El factor familiar. Sus padres y su esposa resultaron fundamentales en la trayectoria del gran astro, pues cada uno, y en su momento, sería un apoyo importante. Aquí sólo quiero apuntar que la vida de Michael estuvo a punto de derrumbarse con la muerte de su padre, en 1993, de la cual hablaremos con detalle.

Todas estas coincidencias se acomodaron y sucedieron de tal manera que dieron paso a la gestación del superastro del basquetbol y posteriormente a la leyenda, una leyenda viviente que oscila en el tiempo.

Científicamente no es fácil de explicar el “fenómeno Jordan”, pues según la ley de probabilidades, entre más elementos o circunstancias intervienen en un suceso es más difícil que éste ocurra, lo que lo convierte en un acontecimiento extraordinario. Como ejemplo, piense en el fenómeno astronómico conocido como conjunción de los planetas —suceso mediante el cual todos los planetas quedan alineados—, y el tiempo que tardará este suceso en repetirse. Otro ejemplo sencillo es meditar en la frecuencia con la que nacen los bebés sextillizos.

Dentro de este conglomerado de coincidencias, está comprobado que Michael Jordan haría su parte y más. Así, el llamado “Señor de los Aires” podría establecer sus propias reglas del éxito que lo convertirían en toda una celebridad, pues sabido es que la gente grande puede establecer sus hábitos para ganar y sus propias normas de vida.

Aunque la imagen deportiva de Michael Jordan ha sido la que más se ha publicitado y comercializado, aún durante estos tres años de su largo retiro, también se habla con frecuencia, aunque no lo suficiente, de sus dotes de liderazgo, de la estela motivacional que fluye en su alrededor y de sus cualidades humanas.  Por eso la presencia de este libro, cuyo propósito es no sólo ilustrar sus logros deportivos, ya conocidos por todos, sino mostrar y analizar su faceta no deportiva; aquí he tomado la figura de Michael Jordan como modelo a fin de demostrar a todos, jóvenes, adultos y gente de mayor edad, que se puede ser exitoso en la vida si uno mantiene un orden y disciplina, aprovecha los dones y virtudes que Dios nos regaló al nacer y las unimos con ciertas habilidades que están al alcance de todos. Podemos ser triunfadores como Michael Jordan, si adoptamos y adaptamos sus enseñanzas a nuestro medio y entorno, manteniendo una correcta actitud mental.

Éstas y otras circunstancias que difícilmente se repetirán, originaron el “fenómeno Jordan” y todos sus efectos y consecuencias. Así, Michael se volvía “factor” en todo el mundo y daba comienzo la “era Jordan”, que partió en dos la historia del deporte.

Pero hay  otras coincidencias que también intervinieron en el éxito de Michael Jordan. Algunos las podrán considerar ajenas a la vida de este carismático jugador y otros las verán cuestionables, pero lo que sí resulta innegable es que el éxito, la fama y la gloria del superastro del deporte llamado Michael Jordan, ya le estaban predestinados. Estas coincidencias nos impresionan y nos demuestran por qué alcanzaría la gloria y la inmortalidad desde los 30 años de edad.

Las veremos en un próximo artículo.

 

 

 

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