Ann Meyers Drysdale, la única mujer en firmar un contrato para jugar en la NBA

DB

Nunca se imaginó que en el proceso rompería barreras y lucharía por la igualdad cambiando este juego para siempre.

En su juventud la norteamericana Ann Meyers Drysdale solo pensaba en jugar baloncesto, pero nunca se imaginó que en el proceso rompería barreras y lucharía por la igualdad cambiando este juego para siempre.

Criada en una familia totalmente de atletas, Ann era sin duda el centro de atención. Si bien se destacaba en casi todos los deportes que practicaba, especialmente el baloncesto, la idea de que algún día podría ser un agente de cambio nunca le pasó por la cabeza.

La historia comenzó a escribirse a la mitad de su carrera en la escuela secundaria cuando se aprobó el Título IX, una ley federal que requería igualdad de oportunidades en cualquier programa o actividad educativa independientemente del género.

Fue así que el hermano de Ann, David, en ese momento un All-American del basquetbol con UCLA, la animó para recibir una beca en la Universidad de California en Los Angeles (UCLA) del histórico entrenador John Wooden. Para 1974 se convirtió en la primera mujer en recibir una beca deportiva de cuatro años para cualquier universidad de los EE. UU.

En su carrera universitaria, Ann se convirtió en la primera jugadora de baloncesto femenil cuatro veces All-American, llevando a las Bruins a su primer y único campeonato nacional en 1978 (AIAW). Registró el único cuádruple-doble en la historia de UCLA y el primero en la historia de la NCAA  (20 puntos, 14 rebotes, 10 asistencias y 10 robos) contra la Universidad de Stephen F. Austin.

Meyers Drysdale también fue parte de los selectivos de voleibol y atletismo de UCLA. Terminó su carrera universitaria recibiendo la Copa Broderick como la mejor atleta universitaria del país. Poco después, fue seleccionada como novata en primer lugar del draft de liga de baloncesto femenino en esa época, la WBL.

Si bien la idea de continuar una carrera en el baloncesto después de la universidad la entusiasmó, la oportunidad de convertirse en profesional tendría que esperar ya que se acercaban los Juegos Olímpicos de 1980 y para que ella estuviera en la lista final tenía que ser amateur.

Ann fue una atleta condecorada con el equipo de EE. UU. con el que ganó seis medallas en total, incluidas tres de oro (una de ellas en los Juegos Panamericanos de México en 1975). Pero cuando se estaba preparando para vestirse por última vez para los Juegos Olímpicos de 1980 llegó la invitación de Sam Nassi, el nuevo dueño de los Indiana Pacers.

El 5 de septiembre de 1980, Meyers hizo historia en la NBA al firmar un contrato por $ 50.000 dólares con los Indiana Pacers, pero para poder hacerlo, tendría que renunciar a su elegibilidad olímpica. Para su suerte, el presidente Jimmy Carter anunció un boicot olímpico y su país no se presentaría en aquellos Juegos Olímpicos de Moscú.

“No fue fácil para mucha gente aceptar lo que estaba haciendo, le estaba quitando el trabajo a un hombre”, dijo Ann en una entrevista para Yahoo.

Ann luchó durante tres días en la duela de los Pacers, pero a pesar de su esfuerzo, su nombre no estaba en la lista final, aun así Ann recibió otro tipo de oportunidades con las que abrió las puertas a las atletas de todo el mundo y de paso colaboró para cambiar la mentalidad de muchas otras.

Hoy Ann Meyers es una comentarista galardonada que se ha desempeñado como analista de ESPN, también con NBC Sports cubriendo los Juegos Olímpicos, además de trabajar como analista de los Indiana Pacers y de los Phoenix Suns. Hoy es ejecutiva de la WNBA y madre de tres hijos con el desaparecido y legendario lanzador de los Dodgers, Don Drysdale.

Su jersey número 15 fue retirado por UCLA junto con los jerseys de Denise Curry (n.° 12), Kareem Abdul-Jabbar (n.° 33) y Bill Walton (n.° 32) el 3 de febrero de 1990, en una ceremonia que festejaba también el 25 aniversario del Pauley Pavilion. El 10 de mayo de 1993, fue consagrada en el Salón de la Fama del Baloncesto Naismith Memorial y posteriormente en 2007, en el Salón de la Fama de la FIBA.

Si bien Ann Meyers Drysdale ya ha logrado todo como mujer en el mundo de los deportes, su impulso por la igualdad la motiva a luchar por mantener la puerta abierta a las nuevas generaciones.

“Lo que importa no es que yo fuera la primera, sino que no sea la última”.

Ann Meyers

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